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Un cuerpo que escribe conversando con Es Paria, de y por Adrián Navarro

Actualizado: 6 ago

-Jezabel Amin

Sábado 26 de julio, ayer vi la obra en el Teatro Border. Me piden que escriba sobre ella. Es un unipersonal, actuado y dirigido por Adrían Navarro, un monólogo que denuncia y toma clara posición sobre el estado de la Argentina y el mundo. Transcribo del flyer que tengo en mi escritorio. “Esta comedia dramática cuenta la historia de un laburante que padece necesidades y una vida impuesta por el negocio de otros. Se dice que es peligroso, que está enfermo, loco. De forma verborragia dice todo aquello que no quiere ser escuchado. Harto de que lo persigan los chupasangre decide viajar al supermercado en búsqueda de espirales, vagando por los pasillos de la tienda, su panza comete el delito de comerse una banana.”

Ya me pasó que para algunos ojos que me leen no escribo sobre las obras, sino sobre otra cosa. Estoy un poco preocupada por eso. ¿Si escribo sobre mis afectaciones en relación a la obra Es Paria, escribo sobre ella? Sigo intentando comunicarme y defiendo mi manera de nombrar. Entre las hojas redescubrí que siento las obras escénicas (y casi todo lo demás) como organismos vivos que me afectan. Yo”, afectada y afectante, observo y escribo. No creo en la tajante división de lo subjetivo-objetivo. Lo lamento. Desde mi carne de papel, viviendo la biología de la metáfora, desde esta tierra del pensar que da la posibilidad de practicar un encuentro responsable con la otredad, escribo.

La posibilidad de publicar regularmente en Revista Mariné me permite un despliegue de mirada inconmensurable. El efecto de saber que hay alguien más del otro lado dilata mi percepción. A veces veo tantas cosas que no sé qué hacer con eso, pero escribo, escribo, escribo. Paria habla, habla, habla. “Entre catarsis y brotes de realidad busca su causa y consecuencia de existir. Necesita comunidad pero no está dispuesto a tolerar la avaricia e injusticia social”. Vuelvo a transcribir del flyer que tengo en mi escritorio, siento angustia. También soy Paria. Me identifiqué casi plenamente con alguien que percibí sufriendo demasiado. ¿Cómo hacemos con tanto dolor? Todos los días, muertos de desayuno. Guerras, pobreza, desigualdad, violencia. ¿Cómo seguir?

“El mundo no funciona”, tomo palabras de Santiago Lozza en Yo te vi caer, texto fuente usado en las clases de Prácticas Escénicas Contemporáneas de Fagner Pavan, a quien sigo recomendando con todo mi amor. La obra de Adrián Navarro lo vuelve a dejar muy en claro: “el mundo no funciona”. ¿Qué hacer entonces con la vida?

Paria denuncia, reclama, incomoda. La furia desplegada con la que tantas veces también “yo” grité en silencio, pone en escena la furia desplegada. Sí, Paria lo dice con mucha claridad. La crueldad extrema sucede en este mundo donde también vivimos, ¿alguien no sabe eso? La pobreza, la desigualdad, la violencia, la guerra, la guerra, la guerra. Duele el mundo por todos lados, tal vez por eso la anestesia a través del celular, tal vez por eso los suicidios, las muertes prematuras. El mundo pesa demasiado. ¿Dónde estás ahora? ¿Cuál es tu lugar? ¿Cómo seguimos viviendo?

Un cuerpo que escribe pensando en Es Paria, obra que plantea interrogantes sobre la sociedad y el dolor humano.
Es Paria de y por Adrián Navarro. A vos, ¿de qué lado te toco estar? Foto por @diego.ricardo.alvarez

Me quedé conversando con la obra después de verla, ¿dónde está el Paria en mí? ¿Quién es? ¿Qué hago con eso que no quiero ver? ¿Hay que hacer algo? ¿Cuánto excluimos adentro? ¿Cuánto excluimos afuera? La escenografía me dejó resonando. Lo oscuro, los fríos metales convertidos en seres amables con quienes dialogar; objetos a los cuales golpear, también con los cuales golpear, fierros que se hicieron personajes, adquirieron un sentido y acompañaron al actor. Fueron soporte a su despliegue, a los viajes de sus afectaciones, al desarrollo de su voz. Un Paria que hace su catarsis, ¿y mi catarsis? ¿y la tuya? Lxs espectadores, ¿éramos navegantes ahí? Hubo un juego permanente entre el adentro y el afuera dentro de la puesta, con el actor desplazándose entre los marcos. Vos como espectador de una obra, ¿reconocés tus contornos corporales? ¿Cómo es la frontera entre tu “yo” y lo observado? ¿Cómo das atención a tu alrededor?

¿Quién es el loco en el espectáculo de la vida? ¿Está loco quien no se resigna en el mundo de las guerras? Hay uno que preside el reino argentino y toda una maquinaria que lo defiende, gente con buenos valores también (sí, me atrevo a hablar de eso). Por las razones que sean, buena gente sigue al rey loco. ¿Por qué? No soy socióloga, ni historiadora, ni filósofa. Soy humana. Trato de entender por qué tantas veces se apaña al golpeador, al abusador, al manipulador. Hablo en masculino acá, pero sin duda puede aplicarse también a lo femenino. Y ya sé que hay muchas maneras de habitar lo real, que el mundo no es sólo binario. Quiero desbordar el lenguaje y no lo logro. Como Paria, también me torturo entre lo que imagino que dicen que soy, lo que soy, lo que pienso que soy, lo que siento que soy, lo que creo que dicen de lo que soy. Tiendo a volver a aclarar lo que motiva a mis palabras y termino enmarañada. “¿Es naturaleza? ¿Incoherencia? ¿Sincericidio?”. Copio del flyer que estoy tocando ahora. Es Paria, soy “yo”, ¿sos vos?

Un cuerpo que escribe pensando en Es Paria, obra que plantea interrogantes sobre la sociedad y el dolor humano.
¿Quién es el loco en el espectáculo de la vida?, preguntas que me quedan resonando después de ver Es Paria. Foto por @diego.ricardo.alvarez

Vuelvo a pedirme una pausa. Control consciente y dirección, siento mis pies en el suelo. No creo que vaya por una polifonía esquizofrénica la evolución de mi pensamiento. Quiero atender a las contradicciones que me habitan como humana y doy foco al trabajo. Hacer una obra como Es Paria es trabajo, escribir también. En el trabajo reside el poder de transformación. Elijo ir hacia la vida. Por eso, ¡viva el teatro!

Pausa otra vez. Me pidieron que escriba de la obra (eso creo que hago). Miro el flyer en mi escritorio, veo fotos, cuestiono mi hiperconectividad y la suspendo para darle mis ojos a ella, Es Paria. Ella también tiene estos asuntos que me azotan, ella también parece estar molesta con la composición del mundo y se prende fuego. No creo en la distinción sujeto-objeto desde estas hojas, lo lamento. ¿Cómo es la frontera entre vos y “yo” ahora?

¿Qué hago con el Paria que me habita? ¿Qué hacemos con lo que nos pasa? ¿Puedo usar el plural acá sin sentir que estoy tratando de imponer la visión de mis ojos a los tuyos? ¿Sentís culpa a veces por tener el privilegio de tener un hogar? ¿Por qué? ¿Por qué es un privilegio trabajar de lo que nos gusta? En un tiempo me pasaba de sentirme parásito. Ahora a veces también. El lugar de decir a alguien cómo es vivir no me corresponde señor, señora, señorx. Renuncia a ser la salvadora. Sólo soy humana, soy un cuerpo que escribe también en relación a Es Paria y eso para mí siempre es ir más allá de la sala de teatro, de la puesta en escena, de la narrativa de la luz. Me importa más cómo sigue viajando la obra en otros cuerpos ahora. No hago una síntesis, te invito a verla. Hace tu experiencia, tu recorrido. “Yo” sólo soy un punto de vista, dirigí el tuyo.

Paria en una situación particular me hizo recordar a mi novio Artaud, ¿cómo haría él para soportar la masacre Palestina? ¡Nos prendemos fuego! ¿La ficción no es más que el fiel reflejo de la realidad que no quieren que veamos? ¿Alguien no ve la crueldad? Me gustaría tener el texto entre mis manos para no solo jugar con recuerdos. Pero ¿qué estoy diciendo? Si igual nunca alcanza el tiempo ni las páginas para mi curiosidad. Mis horas de atención hacia las obras, hacia las hojas, me están dejando sin comida porque no logro organizar las horas. No creo que usted, lector, se tenga que hacer cargo de mi vida.

Un cuerpo que escribe pensando en Es Paria, obra que plantea interrogantes sobre la sociedad y el dolor humano.
Adrián Navarro hacia el final de la obra. ¿Cómo sigue viajando ella en otros cuerpos? Foto por @diego.ricardo.alvarez

Me surgen preguntas sobre el proceso creativo, los procedimientos creativos, el tiempo de producción, las referencias. En el mundo de las guerras, quien elige el campo artístico para dar batalla, es mi compañero. Es el trabajo lo que habilita la posibilidad de transformación y siempre (si, también uso la palabra siempre con convicción) voy a intentar contribuir desde mis ojos a la continuidad de la vida. Teatro, que nos podamos reunir en un espacio, compartir luces y bananas, ya significa un montón. En este mundo de muerte, el teatro vale un montón. La cultura, las lecturas, las escrituras, la posibilidad de conversar. La capacidad de reconocer que la historia no empezó cuando nacimos, que venimos de lejos, que la humanidad necesita ver hacia atrás, aprender, dejar de repetir. ¿Cómo hacemos para seguir? 

La capacidad de vernos en otrx también se practica en una sala de teatro, incomoda, alivia y deja espacio para la conversación. Eso es lo que importa. Que podamos seguir practicando el encuentro. Teatro trinchera, refugio, teatro campo de batalla, bunker, arma de revolución. La vida está en juego.

¿Escribí sobre la obra? Ella brinda una posibilidad de crítica social en acción, como la escritura. Ella me deja pensando si hay algo más que puedo hacer por el devenir del mundo. Pienso desde los intersticios, escribo también desde la alcantarilla y en conversación con Es Paria. ¿Hay algo más que podamos hacer para no seguir violando el planeta y nuestro propio cuerpo? El planeta es nuestro cuerpo. ¿Puedo hablar en plural sin culpa? Creo que se puede pensar lo total, sin caer en el totalitarismo. Con toda la presión que recibimos y que la plata, la plata, la plata, la plata. La necesidad de dinero como la hoz que se siente en el cuello y en el culo porque nunca alcanza… ¿por qué nunca alcanza? 

¡Soy humana! Y con toda la ayuda que recibo no logro organizarme ni para cocinar, ¿cómo podría llegar a pensar que el pobre es pobre porque no quiere trabajar? ¿De dónde viene esa idea que tantos predican? ¿Qué pasa que se repiten sentencias que no nos dejan ver las cosas? Y digo “cosa” como ese algo en mi pensar. ¿Son los medios que generan el desquicio en lo individual? ¿En lo colectivo? ¿Es la prensa dándole atención a Wanda Nara que condiciona tu manera de leer la realidad? Nombro a esta celebridad, porque fue una cuestión mencionada en la obra también. Es Paria me hizo volver a insistir en el trabajo como medio para reducir el número de contradicciones entre las ideas y mi accionar singular en el mundo. Trabajo concreto hacia la vida. Desde mi ser artista, defiendo a las artes vivas dando vida a estas palabras. No creo en la distinción sujeto-objeto, lo lamento. No sé si escribí sobre ella, sobre “yo” o vos. ¿Esa distinción es tan importante? ¿Qué tenemos en común? En el mundo de las muertes, ¿qué hacer con la vida? Ir hacia ella, hacia las obras, las plazas, las calles. Las relaciones responsables con la otredad, todos los días. Y no te olvides del Paria. 

Caminando por una la ciudad porteña, leí en un graffiti “Si vamos a morir quemados, al menos elijamos el fuego”.

Es Paria, información sobre próximas funciones en: @elparia2025


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