Un cuerpo que escribe desde su casa pensando en F.A.C.E. Tiempo de transición. Julio 2025, nota corta para que no se espanten. Palabras previas al II Maratón de Arte Experimental
- Jezabel Amin

- 18 jul
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Actualizado: 6 ago
Por Jezabel Amin
1 de julio. Escribo de madrugada. La vida es extraordinaria y me desvela. La lista de preocupaciones y ocupaciones, también. Eso que no estoy en Palestina. Después de la extensísima nota del cierre de junio me di cuenta de que si quiero seguir adelante, tengo que dejar el atrás un poco atrás. A veces peso demasiado. Antes de dar unas líneas cercanas a mi “yo” de este último año y medio en F.A.C.E. necesito aclarar unas cuestiones escriturales (espirituales):
- Repito, se puede pensar lo total sin caer en el totalitarismo. A veces creo que no hay que fortalecer las diferencias entre nosotrxs, sino pensar en lo que nos une como familia humana. Quiero seguir adelante con menos odio, con menos guerras, pero a veces me cuesta compatibilizar la ira con la compasión. Entonces son necesarias las distancias y las diferenciaciones: al rey loco no lo quiero pero ojalá deje el mal de la ignorancia y su consecuente crueldad. Espero poder dialogar con sus partidarios todavía, hay mucha gente que lo defiende con buenas intenciones.
- Sigo creyendo en el bien, en el mal, en la verdad. Eso no implica que considere la realidad como unidireccional, cerrada, binaria. Todavía no me puedo escapar de la jerarquía en el conocimiento ni del diálogo dialéctico. Si hay algo que considero bueno, está por encima de lo malo aunque en algún lugar entren en composición. Hoy digo sí al agua clara. No al agua turbia. La reconozco, pero prefiero no lavar mis manos ahí.
- Elijo defender los imperativos, aunque sean fáciles de criticar por mi severidad y exigencia. No escribo “¿quisieras cuidar tu vida?”, escribo “¡cuidá tu vida!”. Es una manera de decírmelo a mi también, la permeabilidad y sensibilidad del “yo” es mi fortaleza. Y cada vez entiendo más la cólera funesta de las madres. ¡CUIDÁ TU VIDA!
Agradezco a lxs lectores que me escribieron contando resonancias de las últimas notas. De a poco se va gestando un campo de interacción atencional. Tal vez no estoy tan sola como me gusta creer y el ritual que necesito para salir de las hojas no es un episodio de intimidad sexual entre las sábanas. Es poder tomar unos mates, conversar, despojarme de la vergüenza por mi obsesión de mitificar la existencia. Es poder conversar cara a cara con vos, imaginar que no hay pretensiones, vernos viéndonos.
Hola extrañx, me desnudo ante vos pero no imploro. Te invito a que escribas unas líneas todos los días y sostengas la intención de cuidar tu narrativa existencial, procurá que tus palabras te permitan ir de lo tanático al eros, todas la veces que sea necesario. ¿Qué palabra elegiste para comenzar julio?
Más allá de mi persistencia fatal de enamorada, tal vez tenga que aceptar que no voy a salvar al mundo, ni al propio ni al ajeno. Que sólo puedo estar en relación con la vida posible y puedo decir “esto si, esto no”, “con vos si, con vos no”. Intentaré separar la paja del trigo para que mis grandes referentes no se asusten. En algún lugar de este “yo”, un cuerpo que escribe entiende sus limitaciones existenciales. No tengas miedo, estoy al lado tuyo, me sostengo, te doy estas palabras. Traigo otra vez el texto Yo te vi caer de Santiago Lozza, trabajado en las clases de Prácticas Escénicas Contemporáneas de Fagner Pavan en Galpón F.A.C.E. y con mucho amor, aunque a veces me acusen de no querer a nadie, retomo el propósito de dar palabras sobre el “cierre” de un ciclo en F.A.C.E.
Ahora pienso que es más importante dar cuenta de que se aproxima el II Maratón de Arte Experimental, el 12 y 13 de julio, pero cuando se publique esta nota (cerca del 20 de julio), ese evento ya habrá sucedido. ¿En qué tiempo estoy escribiendo? ¿Desde dónde? ¿Quién soy? Eso cada vez importa menos. Aclaro para lxs nuevos lectores que empecé a frecuentar Parque Patricios desde febrero del 2024. En verdad, ya conocía el lugar varios años antes pero desde ese verano, empecé a ir siguiendo las clases de Fagner Pavan, siguiendo los afectos por las obras que allí acontecen (Copia Original, Nada es gratis, Entre Paréntesis, Colosa,...), por la Biblioteca de Artes Vivas, y por el compromiso con mis compañerxs; por percibir algo de la energía del lugar, empecé a ir, ir, ir. No dejo de volver al lugar donde escuché latir mi piel de otra manera. Aunque mi casa real no quede tan cerca y necesite dar energía a nuevos proyectos. Tengo El corazón al sur (escuchá ese tango si querés), quiero a F.A.C.E.
¿Todas las imaginaciones hoy presentes entre mis dedos, serán otras a mediados de julio? Se terminan las clases de Prácticas Artísticas Contemporáneas con ellxs, lxs jóvenes. ¿Qué viene después?
El imaginario en movimiento en relación a cierta trayectoria de acontecimientos imaginados que después habrán devenido en una otra realidad. ¿Cómo ves en el comienzo de mes el fin de mes? ¿Llegaste hasta acá? ¿Dónde estás?
06 de julio. Este es el último invierno de la primera mitad de mi vida… o el primero de la segunda. No sé bien. Pero más allá de los hilos invisibles que me hacen permanecer en la isla artificial de la posibilidad y la esperanza. Por si no quedó claro, en este cierre de ciclo, el foco de mis palabras está en la juventud de Galpón F.A.C.E. Ellxs son jóvenes, “yo” no. Es un hecho. Agradezco que hayamos podido coexistir. Me hicieron reconocer, junto la posibilidad de ser publicada mensualmente por Revista Mariné, que ”yo” no quiero ser más una niña. Quiero ser mujer adulta, responsable, ni víctima, ni paráfrasis, ni copia.
Creo en la danza entre lo singular y lo plural, defiendo lo heterogéneo y también tengo miedo del efecto masa en las acciones y en el pensamiento.

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Es tremendo lo que me pasa con tenerlxs cerca. Me hacen recordar lo que era y lo que no era en mi juventud. Después afino las reflexiones y reconozco que mirar a un otrx es mirar a un otrx, con sus particularidades, con sus pequeños gestos, con las energías afectivas y afectantes que circulan entre nosotrxs. Todavía no me aprendí lxs nombres de todxs lxs de la formación iniciada el 2024. Pero tengo muchas fotos mentales de pequeñas situaciones compartidas, lxs quiero y agradezco un montón todo. Lautaro, tus mates, tus ojos. Amanda, los panqueques y nuevos sabores, Carlos, te quiero muchísimo, gracias por la escucha, las conversaciones, las confesiones. Pau, tu mirada, tu entendimiento. Mile, tus preguntas, tu querer aprender desde todos los rincones, tu dulzura, UFO, la grandeza de tu estar y tus enseñanzas. Gabi, tu alegría esperanzadora. Lu, ¡ojalá pronto volvamos a revolcarnos por el pasto! Trini tu potencia firme y comprometida. Mauro ¡gigante Mauro! Bruno, las miradas compartidas fueron un mimo para mi tantísimas veces. Jo Jo que tengas todo lo que necesites para seguir jugando feliz. Luna, admiro tu fortaleza trabajadora. Danil, gracias por salvarme con tu sonrisa y tus pizzetas… hay mucho más y muchxs más pero intento ser síntesis ahora.
Fundé un otrx “yo” a través de un gesto que me hizo reconocer el agua como principio vital de todas las cosas. Bailame el agua es una de las poesías usadas para entramar nuevos tiempos en mi carne, en aquel ya lejanísimo 2024. Palabras y cuerpo. Hay métodos que los piensan disociados, integrados, juntxs, fragmentados, en relación, diferenciados. Entrenando ahí, también allá, acá, un cuerpo que escribe siendo collage de muchxs referentes escénicos, lo más importante para mí sigue siendo la bondad humana a la hora de intentar transmitir un conocimiento. Eso tiene, práctica y comparte, Fagner Pavan.
Si hoy puedo jugar a ser otra, es por haber escuchado su voz. Las pequeñas suspensiones que dilatan una imagen a la cual poder volver para resignificarse, son tesoros. Permiten la transformación. Lo efímero eterno en la memoria, ¿qué recuerdos te regala ese destello de humanidad? ¿Qué te conecta con el mundo? ¿Cómo aprendés? “Yo” necesito sentir que pertenezco para poder habitar y aprender. ¿Vos qué necesitás?
Pasaron muchos episodios desde entonces. Velocidad, vértigo en esta era contemporánea, encantos, desencantos. Soy distinta en mi manera de aprender, la inocencia herida te transforma. Tuve altísimas decepciones de otrxs referentes, creo poder olfatear cuando hay buena gente trabajando y cuando no. Pero me equivoco.
Desde mi naturaleza orgánica que desea conservación, purificación y curación, no puedo más que confesar que admiro profundamente el compromiso, el trabajo, los valores, la presencia, la mirada, los gestos, la escucha, el amor de Fagner Pavan por su lugar y las prácticas artísticas que ahí desarrolla. La condición fundamental para que todo suceda es el trabajo amoroso que reconozco en algunas personas de acción: persistencia, re invención.
Adentrarme en el galpón marcó una bisagra en mi existencia. Estar ahí con confianza, para poder bajar la guardia y ser abrazada, para poder bailar la esencia originaria de la memoria y permitirme ser otra. Todas las veces que sea necesario. Entrega, confianza, riesgo. Palabras escuchadas de la boca de Fagner. “Yo” no siempre plena, no siempre libre, no siempre cómoda pero siempre agradeciendo la posibilidad, el privilegio del tiempo compartido y la posibilidad de contagiarme de la conciencia del mundo. Aunque mi carne como poema sagrado siempre vuelve a manifestar lo trágico: seguimos asesinando al planeta, todxs vamos a morir. ¡Todxs vamos a morir!
F.A.C.E. es el lugar que llegó para recordarme que la vida es continuidad, que siempre hay alguien más, que hay refuerzos, que hay esperanza, que lo bueno existe y precisa trabajo cotidiano. Palabras que me repito también de madrugada en mi casa, para alentar a mi singularidad en relación a una pluralidad. Más allá de las clases de Prácticas Artísticas Contemporáneas de Fagner Pavan, hay una grilla de clases con otrxs buenísimos y reconocidxs profesores a tarifas accesibles, obras escénicas, una biblioteca de Artes Vivas, el bar, el Club de Futuros. Toda una trama de actividades en relación, el espacio se constituye como uno polo referente de la paz posible en la salvaje Ciudad de Buenos Aires y se hace casa para muchxs migrantes y almas en pena.
Voy a seguir revoloteando por el galpón y otros espacios y maneras pero en julio se cierra un ciclo de trabajo desde las clases de Fagner Pavan. Aunque ahora no esté tan claro mi segunda mitad del año (obras, entrenamientos, clases, hojas, libro, teatro, danzas, guerras, rey Loco), sé que con una inclinación u otra, Galpón F.A.C.E. va a seguir presente en un compartimento de mi corazón. Lo que se ama se ama para siempre, leí esa frase ya no sé donde y la empalmo con otra prestada que viene de lejos: “Así es para quien ama y cree demasiado”.
Escribí antes que no quiero ser mujer paráfrasis, que quiero una historia nueva, no sé cómo será. Tal vez lo único que me queda es dar pasos firmes y suaves en relación al cuidado de mi tiempo. Celebrar y honrar siempre a quienes hacen cosas buenas por el mundo.
En la próxima nota, aunque me quede ciega por escribir de madrugada, voy a estar bañada de entusiasmo por lo sucedido en el II Maratón de Arte Experimental, al menos eso deseo.


Jamás voy a encontrar las palabras adecuadas para decir gracias de una manera tan pero tan bonita, para que les signifique a ellxs (lxs jóvenes de la formación) y a Fagner Pavan lo bueno que vive un cuerpo que escribe por haber estado ahí este último año y medio compartido.
Lo seguiré intentando.
¡Gracias siempre Galpón F.A.C.E.!
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