Iteración n°3. El nacimiento de un cuerpo doble
- Martina Pawlak
- 18 jul
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 5 ago
-Martina Pawlak

El público está dispuesto en un círculo rodeando a los intérpretes, que permanecen al nivel del suelo, sentados uno frente al otro en un silencio tenso, apenas interrumpido por la respiración compartida. Una luz cenital los abriga, obligando al ojo a detenerse en lo sutil: un gesto, una sombra, un mínimo temblor. El silencio y el tacto se erigen como protagonistas en esta propuesta donde los dos cuerpos interconectados tejen una única estructura móvil que explora el equilibrio de fuerzas.
Lo pictórico se impone como lenguaje: imágenes en movimiento se suceden con cadencia hipnótica, mientras se desarrolla un trabajo con el gesto facial, que denota un rango de emociones que van desde el dolor hasta la risa. Me gustaría detenerme en este punto: Iteración n°3 es una obra que por momentos hace reír al público, algo muy raro dentro de la danza contemporánea. El humor, en este caso, surge desde el cuerpo, hay movimientos iterativos que dentro del pacto de lectura de esta obra son humorísticos. En su libro La risa, Henri Bergson escribe sobre lo risible. Dice así:
“Lo mecánico insertado en lo vivo será también ahora nuestro punto de partida ¿De dónde se deriva lo cómico? De que el cuerpo vivo toma la forma de una máquina. Nos imaginábamos al cuerpo vivo como la flexibilidad perfecta, como la actividad siempre despierta de un principio en constante elaboración. (…) Cuando no vemos en el cuerpo vivo más que gracia y flexibilidad, es que olvidamos cuanto hay en él de pesado, de resistente, de material; en suma, prescindimos de su materialidad para pensar tan sólo en su vitalidad” (43).
La obra de Pepo y Tom pone el foco en la materialidad de los cuerpos, se hace cargo de la carne haciendo zoom en las articulaciones, el peso de los huesos y lo elástico de la piel de manera que lo que nos constituye como humanos queda expuesto hasta volverse risible. No es fácil hacer humor desde el cuerpo, sin caer del todo en una gestualidad clownesca, y mucho menos prescindiendo casi totalmente del lenguaje hablado. El humor físico está puesto al servicio de la escena, sin perder la sutileza, la sensualidad y lo sensorial.
El poco texto que hay en la obra está usado de una manera inteligente, en función de sostener los hilos que unen a estos dos bailarines. En determinado momento, el público escucha algunas palabras pero otras son tapadas por el sonido de la lluvia en escena. El diseño de sonido también es destacable, ya que, como el arte que vale la pena, sugiere pero no explicita. Escuchamos desde motos hasta agua e incluso notificaciones de WhatsApp, lo que nos mete en una matrix contemporánea, donde hay glitchs —marcados por parpadeos de luces— y esto se traduce en un trastabillar coreografiado de dos cuerpos continuamente conectados entre sí, a través de la mirada, el ritmo y las pausas.

Volviendo a Bergson, “supongamos que algo llama nuestra atención sobre esta materialidad del cuerpo (…). El cuerpo entonces será para el alma lo que el traje era hace un instante para el cuerpo mismo, una materia inerte colocada sobre una energía viva. Y en cuanto tengamos un claro sentido de esta superposición no tardará en producirse la impresión de lo cómico”.
Lejos de ser materia inerte, acá los trajes cobran vida. Los bailarines juegan con las telas de sus ropas como si fueran extensiones de la piel, dándole una capa de sentido extra a la obra. Como si dijeran que también hay sensualidad en la ropa, en la manera de manipular esos tejidos que nos abrigan.
Lo sensual juega un rol primordial. Las expectativas de quien mira son puestas en jaque constantemente: allí donde se esperaría que un bailarín termine de desvestir al otro, sucede exactamente lo contrario. Vestir a alguien puede ser incluso más íntimo que desvestirlo. La sexualidad aparece develada, casi en un susurro, y de una forma que imita a la vida: así como en el sexo hay destiempos, torpezas y situaciones que pueden leerse como poco eróticas, la pieza de Pepo y Tom entrelaza lo íntimo con lo risible; pone al descubierto la fragilidad, de momentos absurda, que hay en la entrega total de un cuerpo a otro.
Algo auténtico se construye desde adentro hacia afuera. El espectador completa el sentido de la obra con sus vivencias y experiencias. La presencia escénica totalizante de estos dos intérpretes entrelaza al espectador con el artista en un tejido frágil pero resistente, donde la tensegridad sucede entre los intérpretes pero también con la mirada del espectador como un sostén imprescindible en ese tejido tan efímero como durable. De hecho, la obra se apoya sobre elementos sensoriales como escupitajos, o la llama de un encendedor que descolocan a quien mira y obligan a terminar de delinear ese mundo a la vez abstracto y concreto que se genera dentro de la obra.

Fiel a su lenguaje, esta pieza de danza contemporánea va y viene sobre las líneas —un elemento constitutivo de la danza—, el peso, lo endeble de una estructura que se vuelve dual. Asistimos al nacimiento de un cuerpo doble; compuesto de dos pares de brazos, dos pares de piernas y líneas que se entre cruzan, doblan, giran, se entrelazan y fluctúan.
El trabajo con el peso de cada parte del cuerpo pone en primer plano no solo lo volátil de los cuerpos sino también la cualidad airosa y cambiante de las emociones. Momentos de ternura, risa y hasta lo macabro aparecen de forma minimalista, sugerida. A nivel técnico, se trabaja sobre el arrastre, la tensión sensual del franeleo, los choques entre cuerpos y cambios de niveles que dan cuenta del amplio espectro de las emociones humanas.
En un contexto de individualismo legitimado y fogoneado institucionalmente, estos dos cuerpos en escena que reptan, se deforman, se construyen y destruyen mutuamente son la prueba de que se puede hacer humor sin perder la sensibilidad. Además, Iteración n°3 parece decirnos que la singularidad es posible gracias al intercambio con los otros; que nuestra mirada teje lo que vemos y que la empatía es la capacidad de un cuerpo de zambullirse en el otro sin abandonar aquello que lo constituye.

Iteración n°3. Dirección general y Coreografía: Pepo & Tom. Composición de sonido: Pepo & Tom.
Arreglos, espacialización y diseño de sonido: Miguel Garutti,
Diseño y operación de luces: Santiago Vilanova
Prensa para 12/24: Prensópolis
Duración: 50 minutos
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