top of page

Movimientos que rompen los mandatos. Sobre “Pina” de Wim Wenders

Actualizado: hace 3 días

“Pina” es un documental dirigido por Wim Wenders (2012). El trabajo del director alemán te envuelve en la experiencia del teatro-danza de la coreógrafa Pina Bauch, donde el cuerpo actúa como idioma primordial; es un lenguaje vivo, repleto de signos y significados ancestrales.

 

Directora del mítico Tanztheater de Wuppertal desde el año 1973 hasta su fallecimiento en el 2009, fue una de las figuras más importantes del siglo XX en la transformación de la danza contemporánea.

 

Difícil que, una vez terminado, se apague el televisor o la pantalla se salga indiferente; me costó alejarme de las sensaciones porque nos corre del lugar de espectadores pasivos receptores de imágenes. Nos da la posibilidad de (co)crear y (co)producir y ¡nos convoca a hacer con ella!

 

Con este documental (lo llamo así por convencionalismo) estamos experimentando una obra que nos invoca, nos inquiere, nos interpela en nuestra propia experiencia humana.

 

“Para entender lo que digo, hay que creer que la danza es algo más que técnica. Olvidamos de dónde vienen los movimientos. Nacen de la vida. Cuando se crea una obra nueva, el punto de partida debe ser la vida contemporánea, no las formas de danza existentes”.
Pina
Portada de la película 'Pina' con una bailarina en vestido naranja danzando bajo la lluvia. Texto: 'pina tanzt, tanzt sonst sind wir verloren'.
Afiche de la película Pina de Wim Wenders

Mujer-Naturaleza-Colectivo: La Consagración de la Primavera


El trabajo fílmico documental de Wenders está compuesto por Le Sacre du printemps, Café Müller (su obra más emblemática), Vollmond y Kontakthof . Sin embargo, elegí la secuencia de La Consagración de la Primavera porque me atravesó fuerte. No pude hacerme la distraída. 

 

Una obra compuesta por Igor Stravinsky en el año 1913 es evidentemente clásica, pero Pina Bausch la (re)inventó. La reinventó porque es sobre la misma partitura, la inventó porque su versión es instinto, supervivencia y pulsión. Es el reflejo de una lucha contemporánea siempre vigente. Cada movimiento desarma, es una resistencia, una declaración; cada gesto es una agitación primitiva que emana del cuerpo. Es un manifiesto tan antiguo, pero a la vez sorprendentemente nuevo. 

 

Sobre la tierra se vehicula el ciclo vital de la estación de las flores para nacer. Comienza con una brotación de semillas; los brotes descubriendo el entorno, de acá para allá, curiosos, como descifrándolo. Me despierta en mi memoria la curiosa inocencia de nuestra infancia. 

 

En este descubrimiento de su existencia, se desvela el vestido rojo. Poco a poco nos vamos inquietando. Las vivencias ancestrales saben que es la vestimenta de la virgen elegida para el sacrificio.

 

De la inquietud al temor. Está resonando la inminencia del peligro, la conciencia corpórea de ser el elemento más débil. A partir de esta conciencia surge un ritual primitivo, sagrado, invocando fuerzas para resguardarse, pero también, parece reafirmar la identidad y la conexión con la tierra. El miedo se transforma en resistencia. 

 

Me permito parafrasear a nuestra directora, Mariné Amestoy, no son cuerpos que representan, son cuerpos afectados; por eso, del otro lado (de la pantalla) estamos implicados. La fuerza de lo irremediable me confronta con la vulnerabilidad. 

 

La protección del colectivo sobre las propias, ante el embate violento de “la naturaleza”, es salvaje. Gritan su dolor golpeando sus cuerpos una y otra vez, golpes que suenan cada vez más fuertes de forma perturbadora. Lo enfrentan con miedo; cada golpe se convierte en furia, y termina dando el impulso de energía para la resistencia.

 

Es un rito arcaico que surge del fondo de la historia, no de la cronología formal, sino de una historia visceral que resuena en nuestra profundidad plagada de memorias de lucha y sometimiento de mujeres que han sido “brotes” sacrificadas en su tiempo.  

 

“Cuando comencé a coreografiar, nunca pensé en ella como coreografía, sino como expresión de sentimientos. Aunque cada pieza es diferente, todos están tratando de llegar a ciertas cosas que son difíciles de poner en palabras”.
Pina Bausch
En esta escena de Pina un grupo de mujeres vestidas con túnicas claras en círculo, una pareja tomada de las manos y hombres sin camisa de pie en fila en un escenario oscuro cubierto de tierra.
Escena de la película Pina

Dominio- Desvalorización- Interdependencia


Te penetra la desesperación de las miradas cuando se presentan ante el agente del sacrificio (varón-macho) temiendo ser la elegida para el ritual; las habita el miedo.

 

Imposible que no te toque la expresión de “la menos elegible” que amaga con llegar hasta el “dios de la primavera” (el “sabio”, como otras versiones lo llaman), pero resignada pega la vuelta. Es vieja y, por ende, fea, y se (auto)descarta. Su autoestima, debilitada al máximo, refleja su fuerte desvalorización. Esta (auto)exclusión de ser candidata al sacrificio es una renuncia que se convierte en otra forma de muerte.

 

Mientras escribo, me viene a la memoria cuando le dije a mi madre: “Ma, buscate un novio, una compañía, algo”. “¿A mi edad?”, me dice. La imagino a ella, “a su edad”, sin siquiera agarrar el vestido rojo. (Por otra parte, veo que, con buena voluntad, repito como loro estereotipos engañosos).

 

En la otredad masculina habita el acato. Reconocen a la dominante y su jerarquía por sobre la manada. El agente del sacrificio con su rostro severo, ni siquiera es observado por los otros varones en el momento de elegir a la flor del sacrificio. Se colocan de espaldas a él, no pueden mirarlo, respetan ese momento “sagrado (de mierda)” de la elección de la virgen.

 

Me vino a la mente la imagen del papel del macho dominante de los animales, que cuando aparece, todos se alejan dejándole el paso con la cabeza gacha porque es el único que puede aparear a las hembras. 

 

Esta teatralidad expone una (inter)relación humana que está inmersa en una compleja relación de poder. Más que una simple dinámica, es un desarrollo de dominio donde lo masculino se impone sobre lo femenino. La verdadera lucha radica en la resistencia a esa fuerza superior que busca dominar(nos). 

 

Un malestar me atraviesa cuando la virgen ya sabe su destino. Un cuerpo que será sacrificado por el macho. 

 

También, me conmueve la determinación y fuerza del colectivo para proteger(se). Esa parte eliminada del todo, menoscaba el todo. Como los cristales de hielo, cada una poseemos nuestra propia singularidad; ninguna es igual a otra, pero todas formamos parte del colectivo mujeres. Sin los cristales, no existiría la nieve. Sin la mujer, no existiría la mujer, entendiéndose como una “especie” que hay que proteger.  

 

Es difícil aceptar esta (inter)dependencia, no por una cuestión racional, sino porque nos afecta. Como cuando una piedra se tira al agua y cada oleaje formado modifica el movimiento de la “especie” agua. Se me viene a la memoria la famosa frase de John Donne: “La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque yo formo parte de la humanidad”.

 

“Me encantaba bailar porque me daba miedo hablar. Cuando me movía, podía sentir”.
Pina
En esta escena de Pina una bailarina con un vestido rojo se inclina hacia adelante con los brazos extendidos en el escenario, mientras un grupo de hombres sin camisa y pantalones negros está detrás de ella. El fondo es negro y el suelo parece estar cubierto de tierra.
Escena de la película Pina

Leer el Cuerpo


Escena de Pina: Un grupo de mujeres vestidas con túnicas claras en círculo, una pareja tomada de las manos y hombres sin camisa de pie en fila en un escenario oscuro cubierto de tierra.

Nuestros cuerpos son considerados elementos susceptibles de corromperse. Lo instintivo humano es de menor jerarquía que lo espiritual-mental; sin embargo, tienen una inteligencia difícil de ser engañada. ¿Quién no ha experimentado la urgencia de un riesgo sin causa racional aparente? ¿Acaso se puede eliminar de forma instantánea la piel de gallina por una emoción, ruborizarse, temblar por miedo o sudar por vergüenza?

 

Hay un mecanismo emocional interno que le da vida a estas manifestaciones corporales. Es imposible toda experiencia humana sin cuerpo y Pina Baush reivindica este postulado. 

 

Este “nuevo” lenguaje se puede entender, porque el cuerpo se puede leer con la misma claridad que tienen las palabras. ¿Qué otra manera hay de que las palabras puedan tener la intensidad suficiente para comunicar el miedo ante la descarnada violencia, o la fuerza irreprimible de la resistencia?

 

Bausch convoca el acto performativo del cuerpo y desentierra lo hondo, por eso tiene una respuesta en nosotros (los espectadores), porque nos abre la puerta de la experiencia.

 

Espero comprendan que estoy tratando de poner en palabras las sensaciones que surgen de una obra cruda, visceral y que, aun así, me conmueve la rigurosidad técnica de los bailarines, hecho que, por un lado, me alivia porque me vuelve a la obra. 

 


Pina Baush
Pina Bausch (1940-2009)

“No me importa cómo se mueve la gente, sino que la hace moverse”, dijo Pina Bausch. Cuando ese “qué” irrumpe, hay un cuerpo para accionar con movimiento, gestos, golpes o danzas. Comprenderlo es, con suerte, entender(me). 

Luego de ver a Pina y su obra, tenés el convencimiento de que no podés mirar hacia otro lado ante las luchas en contra del machismo y, yo le agrego el edadismo; tampoco debemos, porque nos tocará, tarde o temprano, alguno de estos trastornos sociales. 

En la Consagración de la Primavera de Pina Bausch representada en la obra de Wenders, cada gesto, cada golpe es acto catártico, es la rabia, es furia para luchar por la dignidad.

El estilo de Pina Bausch mostraba el desgarro y lo visceral, pero tenía la fuerza para romper. “Lo que trato de hacer es encontrar un lenguaje para la vida”, decía. No es solo danza, es cuerpo hecho grito, que (nos) detiene un segundo antes el sacrificio porque es memoria hecha carne y resistencia hecha movimiento. Se trata de dejarse afectar, porque, al final, lo que importa es encontrar ese lenguaje para la vida.



Comments


Bio

1735245043988.jpg

Críticas

Si te gusta Revista Mariné y querés ayudarnos a crecer, podes comprarnos un cafecito desde $400

 

(https://cafecito.app/revistamarine)

Etiquetas

© 2024 by Creaciones Ju. 

bottom of page