Cierres que abren, pensando diciembre desde el 2024 ¿o 2001? Nutriendo la mirada desde las Artes Escénicas.
Actualizado: 20 ene

Foto por @jezabelamin, el 19 de diciembre saliendo del Cementerio de Chacarita.
Palabras del cuerpo que escribe
Jamás pensé que llegaría el día en que me iba a quedar sin palabras. “Todo lo que nombro desaparece”, escribí años atrás. Y se fueron yendo amores y cada vez me quedé más sola con el plan subterráneo de poder entrar en la hoja y hacer aparecer una historia que condense todas las historias. Una especie de conjuro para renovar la narrativa de los tiempos. Los propios al menos.
En 2021, mi maestro me dijo por correo electrónico (sería más lindo decir por carta) que mi escritura estaba a punto caramelo. Luis Gruss murió poco después y nadie se enteró de esas palabras. Sí, alguien se enteró años adelante. Una joven que me ayuda a corregir mis escritos, que escribió un libro de poemas y le puso de título Punto Caramelo (1). Todavía no lo compré, pero pronto. Prometo que voy a leerlo y surfear en el mar de otras personas. Para ver si en el ir y venir, en el vaivén, crece algo que me saque de este pantano de silencio. Soy parte del compost del futuro. Nunca más claro en estos días.
Viajo por la memoria. Pienso en el 2001 desde el 2024. Argentina sigue llorando. La Jeza del pasado intentaba terminar el secundario y veía por la tele prenderse fuego el lugar donde solía ir cuando se rateaba. Tenía la suerte de tener una familia que generaba un pasillo seguro en el mundo de las cosas, pero la pantalla me hacía saber la fragilidad y falsedad del refugio. ¿Qué lugar tienen en mi memoria las muertes de esos días? ¿En la tuya? ¿Compartimos algo? ¿Cómo es el entramado de memoria individual y colectiva en este tiempo saturado de imágenes? ¿Dialogamos con los ausentes? ¿La memoria íntima también es colectiva? Saber de la pobreza, la injusticia, la desigualdad, de la muerte ¿pesa en el cuerpo?
Mi familia no pudo protegerme mucho más (tampoco quiero alimentar la idea del adentro ideal, el afuera caótico, la realidad no es tan idiota). Escribo con las huellas concretas del ayer, pienso hoy con las fotos del pasado y quiero imaginar otros futuros posibles. El arte más allá del arte. ¡La vida!
Hoy tengo el teclado manchado con recuerdos, pero también pienso en presente. ¿Qué escena quiero vivir? ¿Vos sabés qué querés vivir? ¿Puedo mezclar deseos con consciencia social? Si pudieras detener el tiempo, suspender el viaje, expresar un deseo. ¿Qué te gustaría vivir? ¿Cómo? Manifestar una proyección es movilizar energía, estoy recolectando palabras escuchadas de otras bocas. No paro de hacer collage con las inspiraciones que van llegando, a veces creo que soy un agujero, que ando vacía por la calle, que me atraviesan las fotos y algunas las tomo por más tiempo entre mis dedos. Las atesoro unas horas, las amaso, les agrego palabras. ¿O las fotos me dan forma a mí? Lo único que tengo que hacer es prestarles mi cuerpo. Un cuerpo que escribe dije que soy. También elijo ser una mujer. Una mujer que tiene sed y tiene hambre, que quiere ser libre en el área que contiene lo sagrado, libre y alegre, al menos una vez.
El dolor es internacional, le escuché decir a Silvio Lang alguna vez. Escuché a mucha gente decir cosas que me tocaron entera, en zonas distintas. Tener consciencia del mundo y escribir es un privilegio enorme, una responsabilidad. ¿Creer que la vida importa es un delirio? ¡La vida importa! Las obras, los encuentros, la posibilidad de reír, de llorar, de jugar con otrxs. Quiero escribir sobre la felicidad. Tal vez eso hago nombrando las sombras. Porque no dejar de nombrar los espantos permite que cada vez que mire un árbol recuerde: en cualquier momento puedo dejar de existir. ¿Qué efecto tiene la expresión humana? ¿Alguien se conmueve todavía?
Antes de caer en la desesperación escribo: prohibido vivir en modo desasosiego (¿cómo son tus reglas de juego?). Por pensar en la muerte puedo cuidar la vida. Renovar las energías y, si tengo la suerte de tenerlas, bailar desde y hacia mi deseo. ¿A vos qué te pasa?
Reapropiación singular y cooperativa de la fuerza vital, palabras reversionadas en devenir entre otrxs autores, escuchadas en Galpón F.A.C.E. ¿Practico el extractivismo o estoy intentando poner en valor lo vincular?
Se va diciembre y me dicen que piense en febrero, en marzo. Que dónde sigo haciendo teatro, que las clases, que los espacios de entrenamiento, que el libro que nunca termina de aparecer, que las preocupaciones económicas, que los muertos del pasado, del presente, del futuro, que los vivos, que las danzas.
¡BASTA!
No busco más. Total, siempre encuentro. Cuidar el interés, no perder el olfato. Reconocer que también a vos te escribo. Aunque no vaya a nombrarte nunca. “Todo lo que nombro desaparece”. Tengo una escena que quiero vivir. Galope manso, violento, tibio. Volver a verte. Quiero que se desaten los impedimentos y la fantasía deje de ser de papel. La zona de peligro tiene cierta espesura, cuando no entiendo el lenguaje de las cosas tengo miedo, casi siempre tengo miedo. Alguien sin nombre se adueñó de mi aleteo de pájaro perdido. En un lugar donde el viento parece no llegar, un ventilador apagado quiere hablar conmigo. Lo prendo. Estoy tensa y expectante, necesito alivianarme y sólo puedo pensar en las ganas de volar. Ese alguien a quien jamás voy a nombrar se hizo adentro. No hay afuera sin tus ojos. Tu cuerpo entramado con el mío ahora. ¡Ahora! Caer entre las sábanas y despojarse del atrás.
¿Leyeron? Cambié de registro. De repente fui cooptada por Ana (2), la loba enamorada. Aparecen las frases de rituales olvidados. Los amantes ausentes dejan tanto material. Del dolor saco energía. ¿Cuál es mi mecanismo de creación de escritura? ¿Vivir enamorada es mi fatalidad? ¿O así puedo generar textualidad infinita y sólo vivo para eso? ¿Puedo encontrar otras fuentes de creación? ¿Cómo es el placer después del daño? ¿Quién se atreve a defender la creación de la felicidad en este mundo sin parecer evangelista?
Viajemos en el tiempo. Volvamos a diciembre del 2001. Gente harta de que todo cueste tanto sale a protestar. Caer y mezclar abismos en el contexto de guerra, ¿es posible? ¿Qué lugar queda para el amor en medio de la crisis económica y la represión? ¿Y al teatro? ¿A las Artes Vivas?
Ayer, 20 de diciembre del 2024, viajé con otrxs en el tiempo. Hoy soy otra. La primera vez que fui a la Avenida Regimiento Patricios 1941 en noviembre, sentí que había llegado a un lugar al cual iba a querer volver. Eso hice el 20 de diciembre. Visitar la @lagrafica.cultural abre otra dimensión en la memoria. Practicar la composición del cuerpo poético viviendo las afecciones de las obras, es un viaje riesgoso, no hay retorno. Todo se siente más verdadero ahí y todavía creo que se puede hablar de verdad. En noviembre, puse mi mano en el esternón de unx de los artistas de la @teatrosanitariodeoperaciones. Entre sudores escuché latir un corazón. La carne tiene cosas que contar. Ayer recordé con otrxs la caída de las torres gemelas, el día de las cacerolas en las plazas, el miedo de perder el mundo conocido, los cantos de ¡Que se vayan todos!, los incendios, las lágrimas, la furia desatada.
También perdí mis bordes en @lagrafica.cultural. Me llegó la oscuridad, la luz, la música, todo parece cargado de vida, hasta el polvo de las paredes, las maderas rotas en los pasillos, las sonrisas de las personas. ¿Cómo puede ser que ese lugar exista todavía? Teatro en una fábrica. ¿Estoy soñando? La sensibilidad permeable entrenada por las danzas, acariciada por otra manera de habitar el teatro, es mi tesoro. Si no le pongo palabras a las experiencias que vivo, la transformación queda invisible y hoy elijo publicar. Necesito hacer un puente con alguien más.
Pienso en los finales de las obras ahora, en los cierres, en la insistencia de sostener las llamas mientras el mundo se cae, se dobla, se muere de sed, de hambre. Verlas cambió el sentido de mi existencia, por eso las defiendo. Quiero seguir viviendo.
¿Existe el arte si nadie mira?


Desde una silla, sigo viajando por la memoria y pienso en las obras que presencié este 2024: Puerta Abierta, No estoy solo, Casi Desnuda, Mil Besos, Ya no pienso en matambre ni le temo al vacío, Cóndor, El Suceso, Secretos Públicos (3), Nada es gratis, Entre Paréntesis, Paquito (la cabeza contra el suelo), Ego, Fuego Fauno, Medida por medida, Othelo, Copia Original, Rodando en una noche venturosa, Universo Pi, Las olas de la memoria, Colosa Lengua Punzante, Mandíbulah, Sons Ser o no Ser, Suavecita, Crimen Perfecto (4), 4 invitaciones Escenas Sanitarias para un Sitio Específico (TSO), Furia (TSO).
Me debo estar olvidando alguna otra obra de este intenso año, algún otro teatro visité. Varias de las creaciones que nombré las vi más de una vez. Me hice adicta a acompañar la escritura de esta manera (y viceversa). También entrenando, también actuando, cantando. Casi siempre sintiendo culpa por la posibilidad de ser feliz entre los escombros. La felicidad incluye la aceptación de la angustia y casi siempre tengo miedo de saber que puedo perderlo todo. Mi abuelo vivió en la calle. Mis bisabuelos cruzaron el océano escapando de la guerra. Mi papá vivió sin electricidad, juntó leña en el campo, estudió medicina en la universidad pública. Desde siempre trabajó mucho, sacrificó sus lumbares. ¿Repito historias para saber quién soy? Tengo historias de dolor en los huesos, también estoy llena de cuentos de terror. Vivo en Belgrano, nací en Lanús, me muevo hacia las obras sin pensar en las distancias porque ellas amplifican mi experiencia vital. Quiero ver, quiero que me vean. Quiero mejores y nuevas realidades. El teatro, las salas de ensayo, las creaciones viajan conmigo. Amplío el repertorio de mi humanidad. Quiero vivir, a veces también morir. Bailamos siempre juntas.
Soy un cuerpo que escribe con ganas de bailar otras maneras de existir. ¿Dónde estoy ahora? Vuelvo a pensar en lo vivido en F.A.C.E. y siento alivio. Mezclo fotos en la memoria. Aparece también la alegría por lo compartido durante este 2024, el agradecimiento también por la experiencia emocional que me regalan las obras, la celebración de haber sido parte del Estudio Abierto (5).

Foto por @manriqueandu, Estudio Abierto F.A.C.E. 2024
Entre recuerdos del 2001, del 2024, cerca de las tragedias del día, soñando futuros, defendiendo presentes, alentando a obras y artistas, quiero un abrazo, una mirada. Quiero renovar la narrativa de los tiempos.
Gracias Galpón F.A.C.E. y al teatro independiente (6), “tan independiente que duele” (7).
Tal vez todo lo que hago tiene que ver con llegar a un lugar y saludar.
1) Punto Caramelo de Mersi Sevares (1996). Si aprende algo nuevo en el día, ese día ya lo ganó. Es artista escénicx, licenciadx en Letras (UBA) y profesorx de teatro. Su género va de un lado a otro, cruza identidades, como en sus obras. El EP Acá las puertas es la continuación sonora a su mazo de cartas Estas Llaves. Co-escribió, dirigió y actuó Colúmbidas, La Mula endiablada y Terraza con Grupo Dientes. Co-escribió Las jóvenes Promesas con Federico Lehman. Mersi busca las zonas fronterizas que existen entre las disciplinas para transportarse de una a otra, develar las costuras, traducir, acercar y fundar otros mundos posibles. IG: @_____mersi
2) Ana es ella, Ana soy yo, otra. Proyecto textual que vengo trabajando desde el 2009 y a partir del 2024 en su composición escénica en distintos espacios de entrenamiento teatral. Podés ver más en @jezabelamin
3) Estás tres últimas obras, Residencias Conti-Doce Veinticuatro, julio-octubre 2024. Donde también participé como escritora observacional invitada por cuadernosdedanza.com.ar
4) Montaje del Laboratorio de Proceso Creativo y Montaje de Teatro Físico, por Ana Frenkel y Matías Bassi, dónde trabajé como Asistente del Laboratorio, Asistente de Dirección y Producción, Escritora Observacional y Colaboradora en Dramaturgia.
5) Estudio Abierto F.A.C.E. 2024. El grupo de formación del primer año de F.A.C.E.; después de un año de transitar, convivir, crear, practicar, remixar, (re)apropiarse, conocer, dudar, criticar, encontrarnos, abrimos las puertas de nuestro querido Galpón F.A.C E. deseando compartir esta enorme experiencia. Se presentaron los trabajos de: Composición con la guía de Viviana Iasparra y Prácticas Escénicas Contemporáneas con Fagner Pavan y asistencia de Mauro Luno.
6) No nombré sólo obras de teatro independiente, pero a mi corazón hasta ahora le cuesta sentirse igual en el “circuito comercial”. Son mis prejuicios por culpa de mi abuela bruja. Ella creía más en las cartas mágicas que en los billetes racionales. Necesito evolucionar. ¿Será así la cosa?
7) Palabras escuchadas en @universopi (vuelvo a decir que soy collage de inspiraciones).
Agregado de texto de principios de enero del 2025. Ya llegó enero. Tiempo de revisión de materiales generados durante un intenso 2024.
Tal vez insistir en la pausa dinámica respirada sea una buena estrategia para cuidar la sustentabilidad de la vida, de la escritura también. Durante este enero Jeza seguirá escribiendo, pero hacia adentro pensando cerca de las preguntas por las relaciones entre la danza y el teatro, con trabajos de pre y post producción en relación a distintos proyectos también. Si vivo corriendo, ¿tengo tiempo para revisar lo que hago? ¿Vos también vivís corriendo? ¿Cómo es la mezcla de los tiempos dentro de los procesos creativos? Enero es el mes puente. Pensando en cierres y aperturas, ¿qué te llevaste del 2024? ¿Cómo querés seguir camino?
Ahora sigo de cerca la planificación del Taller de Teatro Físico de @bassi_matias pensando entre entrenamientos, clases, talleres, recuerdos de obras. También en la gente que no puede darse el tiempo para pausar, en el planeta que llora, en la ciudad que grita, en el infierno presente, ¿cómo cuidar la vida?
Escribo, me cuesta parar. Mejor vuelvo a cantar a las estrellas.
Próxima nota: febrero de 2025. ¡Gracias Mariné por alentar la continuidad!