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SEXY, CÁLIDA Y 3D

Actualizado: 16 oct



-Por Maitén Aimé



Sexy, cálida y 3 D. Idea: Astrid Gómez Grosschadl Performers: Astrid Gómez Grosschadl Diseño sonoro: Lucas Forte Edición De Imágenes: Ciro Zanela Audiovisuales: Sofía Faia Saraniti Diseño De Iluminación: Mauro Panuncio Asistencia: Natalia Anselmi, Macarena Orueta, Mauro Panuncio Asistencia Audiovisual: Marin Spano Dirección: Astrid Gómez Grosschadl

Función: sábado 4 de octubre 2025

Espacio Callejón


Sexy, cálida y 3D es un espectro climático. Y tal vez el título traiga consigo sus coordenadas iniciales. A partir de ahí, todo es desafío. 

Una arena entre marítima y desértica, terrenal y cósmica, un cuerpo deconstruido en sus materiales y formas, una serie de combinaciones insólitas que proponen nuevas imágenes de lo humano.


Cuando el público llega a la sala, es invitado a esperar el inicio de la función en el bar del Callejón. Todo es suave y colorido, hasta que algo en el ambiente cambia:

20Hs. puntual, invade la fonda un sonido perturbador, constante, y la luz de una tv invita a comenzar el recorrido.                                              

En la pantalla: fragmentos. 


Recortes de la piel de Astrid, sus pliegues y movimientos imbricados con materiales que serán también utilizados en el vivo. Piedras, luces, ramas, plásticos, agua.


El sinfín audiovisual conecta con el material escénico desplegado en la obra desde la primera vista. Mientras el público se ubica, el sonido se vuelve material, concreto. La vemos a Astrid con el cuerpo ("regalado" diríamos en mi barrio, pero para poner un término más ajustado y menos polisémico, usaremos la palabra) ofrecido al sacrificio de lo humano, en pos de lo sensible-material. Un cuerpo anónimo, sin rostro, apenas vestido con un piloto blanco, un impermeable quirúrgico, listo para la disección. Se peina, con un cepillo también blanco, que vuelve su pelo, también material indefinido, suave, brillante, guía, ofrenda.



Sexy, cálida y 3 D

PH: Ana Rotban. Edit.: Mariné

Lucas Forte, el diseñador sonoro en vivo, también forma parte esencial y visual de la obra. Parado en el rincón derecho de la escena, casi anónimo, si no fuera porque está a cara descubierta, su vestuario es del color del clima. Casi neutro, un poco frío. Sonríe en la bienvenida, pero rápidamente va perdiendo el gesto, se vacía deviniendo también material escénico, una especie de tótem que transforma el sonido en color, temperaturas, vibraciones que se entreveran con el cuerpo que ofrece la danza. Su cuerpo no es más que la posibilidad de crear el paisaje. El sonido se vuelve tangible. Luz, reflejo, roce, movimiento, determinación y espectro.


El espacio también está diseccionado. Un camino blanco se recorta sobre el piso negro, delimitado por ramas, piedras, fragmentos de nube. Todo alrededor es plástico y luz. Los materiales férreos de la sala abonan a cierta dureza, un minimalismo ambiental que orienta el recorrido de un cuerpo despedazado que se reconstruye, pasando por mil matices. 


Una bolsa con piedras es carga y sensualidad al mismo tiempo, obstáculo y plataforma, excusa y fundamento. 



Sexy, cálida y 3 D

PH: Ana Rotban. Edit.: Mariné


Detrás de la enorme cortina translúcida, el cuerpo anónimo de Astrid construye imágenes borrosas alrededor de un único foco de luz. Su sombra está en un lugar diferente, con formas diferentes, indicios desorientadores de la carne que se mueve, con cargas y acciones que desconocemos; percibimos su temperatura como se ve un animal encerrado a través de una vidriera… hasta que la piel sudada irrumpe en la escena. El ritmo también es material tangible. Se compone en el transcurrir del acontecimiento.



El motor                                             la calidad                                                       el tiempo.


Lo climático, como calidad cinética de los elementos, iniciática de infinitos corpus posibles, es en la obra de Astrid lo que la performatividad - en términos del movimiento subterráneo provocado para la construcción de sentidos - es a la performance en tanto objeto vacío, ascético, del arte contemporáneo. Hay un movimiento, pre-humano, una exploración del cuerpo, en su propia multidimensionalidad, para llegar a serlo. 


Y una sexy y cálida invitación a que lo presenciemos, expandiendo las fronteras del 3D.


El cuerpo anónimo de Astrid se parte, se fragmenta, se experimenta a sí mismo, se muestra en su materialidad amoral, vaciada casi por completo de simbolismo y racionalidad. 

Las nuevas imágenes sin cabeza nos recuerdan al cuerpo sin órganos de Deleuze, un organismo des-organizado, anárquico, devenido puro material, caótico, pero no por eso menos potente. Sinecdóquico. Nos hace parte del ritual, invoca una experiencia arcaica casi animal, a la vez que interpela el deseo, avasallante, tan humano que duele. 


Sexy, cálida y 3 D

PH: Ana Rotban. Edit.: Mariné

El clima es un espacio y un tiempo particulares, dispuestos para poder procesar algo de lo humano muy profundo. Algo que se puede transitar, paradójicamente, únicamente deshumanizando de cuajo el cuerpo entero. Diseccionándolo en partes, volviéndolo material sin significado, pura sensación en relaciones inesperadas con otros materiales, cuya fricción resuena en lo más profundo, sin violencia, pero sin abrazos. Un pasmo, una quietud que empuja al tránsito. El cuerpo deconstruido desafía la fuerza de gravedad, el magnetismo bipolar de la piedra que nos sostiene, las 3 dimensiones, inventando más. 


Un cuerpo que se va construyendo en escena en un increscendo suave pero implacable. 


Hasta la incomodidad se desorienta.

una incomodidad de lo


dis   lo    ca    do


A la vez que la libertad que ofrecen los entres para la resonancia de fibras sensibles, de imágenes y sensaciones diversas, atravesadas en el transcurso de la historia que los cuerpos tienen en común. La del propio reconocimiento, la de la rotunda e inexorable materialidad frente a los mandatos, imaginaciones, estructuras, virtualidades. 


El que protagoniza el proceso es un cuerpo sin rostro, desde el principio hasta el final. Su rostro no está y a la vez está mirando en una dirección que descoloca, que desorienta y suspende, por un rato, lo que tiene de humanidad. El rostro de un cuerpo que, al igual que él


                                                                                          está siendo (o se está haciendo)


de otro material.

Sexy, cálida y 3 D

PH: Ana Rotban. Edit.: Mariné


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