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Mariné Amestoy

La prioridad del contexto: Sobre "Piaf, porque el amor lo quiso", de Alberto Romero.


 

Tiempo que perdemos tiempo perdido, pero también tiempo que recobramos y tiempo recobrado. A cada clase de signos le corresponde, sin duda, una línea de tiempo privilegiada. Los signos mundanos implican sobre todo un tiempo que perdemos.Los signos amorosos envuelven en especial el tiempo perdido. Los signos sensibles a menudo nos permiten recobrar el tiempo, nos lo devuelven en el seno del tiempo perdido. Los signos del arte nos dan un tiempo recobrado, tiempo original absoluto que abarca todos los demás. Pero si cada signo tiene su dimensión temporal privilegiada, se solapa también con las otras líneas y participa de las restantes dimensiones del tiempo.

Gilles Deleuze, Proust y los signos, 1954


 


 

En Piaf: porque el amor lo quiso, se encuentra un relato, una historia, una trama. Por otra parte, el discurso opera sobre un imaginario que posee en su centro, un lenguaje expresivo y amoroso que resuena como un atabal en la oscuridad de una noche clara. La obra aborda la dictadura militar de 1976 con ocho personajes en escena (actores y actrices maravillosxs) que, en aquel sombrío y lúgubre período, intentan continuar con sus vidas, según les permiten, según desean (aunque el deseo pueda parecer un secreto que deben ocultar por el riesgo de muerte, latente y real).



ph y Edit: Mariné Amestoy



 

1976: Ut supra.


El 24 de marzo de 1976 es una fecha que resuena en la memoria (colectiva) de muchxs, ya sea porque la vivieron en carne propia o porque han escuchado relatos al respecto. Esta parte de nuestra historia no (nos) es ajena, sino que se adhiere a nuestra conciencia de una manera que resulta difícil de despegar, como un plástico que oprime hasta la dermis más (im)permeable, pero no llega a matar, lo cual lo hace aún más angustiante. Nadie puede escapar a la influencia que la historia tiene sobre nosotrxs, es algo inevitable e ineludible.

La obra de Alberto Romero nos sumerge en un relato extraordinario, crudo y desgarrador sobre cómo ciertas personas lograron sobrevivir en medio de la fatalidad. Homosexuales, personas trans, sacerdotes comprometidos con la causa de los más desfavorecidxs, todos aquellxs que enfrentaron obstáculos aún mayores para seguir con vida, simplemente por ser...quienes eran. Esta realidad (trágica) no es solo una reflexión filosófica, sino una verdad contundente y palpable que nos confronta con la acrimonia de la existencia.


 



Lo íntimo y lo político.

 




(...) que existe un pensamiento del fenómeno humano que puede ser político o converger con lo político o ser distinto de él, pero no menos válido, es decir, igualmente susceptible de aportar al individuo que vive en la ciudad una mayor capacidad para pensar, para pensarse a sí mismo, para vivir y amar, y que lo único que resulta imperdonable en el teatro, como en cualquier otro ámbito, es la ausencia de pensamiento.

Joseph Danan, ¿Es necesaria la ficción? Politicidad del teatro performativo, 2021





 


Añadiría, a esta contundente cita de Danan, J., que lo que no puede o debería permitirse, tanto en el teatro como en otros lenguajes artísticos, es la carencia de pensamiento crítico. Sin un marco conceptual que defina y cree, a su vez, dispositivos y escenas, formas de expresión y retóricas (múltiples) no es factible edificar espacios emblemáticos que alberguen, de igual manera: ficción y realidad o, es decir, espejo y reflejo, cara y contracara, memoria u olvido.


 


 

Prohibido olvidar.


¿Y por qué Piaf? Edith Piaf (1915-1963) se convirtió en un ícono musical no solo en Francia, sino en todo el mundo, gracias a su impresionante carrera musical. Sus canciones más emblemáticas, como Hymne á L’Amour (Himno al amor), La Foule (La multitud), La Vie en Rose (La vida en rosa) y Milord, son verdaderas preseas que cautivan y emocionan, hasta la tibia, al escucharlas. Sin embargo, hay una canción en particular que logra hechizar y erizar mi espíritu cada vez que la escucho: Non, Je Ne Regrette Rien (No, no me arrepiento de nada). Esta canción, al igual que su letra, nos enseña la importancia de no arrepentirse de lo vivido y lo transitado. Me pongo de pie en honor a esta obra maestra, en memoria de aquellxs que ya no están con nosotrxs, en solidaridad con aquellxs que quedaron marcados para siempre y en reconocimiento a aquellxs que resistieron los embates injustos de una dictadura que carecía de humanidad en su diccionario. Por más obras, necesarias, como éstas.

GRACIAS.



 

La última vez que te vi

Llevabas puesto un vestido y una gardenia en la mano

La última vez que te vi

Me sonreíste con tu boca sin rouge

Y te fuiste

Como las aves que migran en invierno

Pero no volviste

No.

Pero ¿sabes?  yo te espero

Con tu gardenia en la mano

Y mi boca con rouge, por si quieres besarme

Por única vez

O por última.




Mariné


 

Piaf, porque el amor lo quiso. Autoría: Alberto Romero, Actúan: Leonardo Javier Alcarraz, Christian Arbe, Adriana Enriquez, Richard Manis, Andy Rinaldi, Alberto Romero, Juan Rutkus, Mariano Zega,Diseño de maquillaje:Jessica Garcia,Diseño de vestuario: MatiasBegni, Julio César, Diseño de escenografía:Giselle Vitullo,Diseño de luces:K3studiolighting, Victor Gabriel Olivera, Realización de escenografia:Giselle Vitullo, Fotografía:Inés Viqueira, Diseño gráfico:Inés Viqueira, Asistencia de dirección: MarceloParadiso, Puesta en escena: DanielGodoy, Dirección:Daniel Godoy.

PARAJE ARTESÓN: Palestina 919 timbre 2.

Capital Federal - Buenos Aires - Argentina Domingo - 19:30 has - Hasta el 24/03/2024.


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Bio

Ella es Mariné o Marina Amestoy, directora y fundadora de Revista Mariné.

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