El gesto del performer en el cuerpo del conviviente: Sobre "EL PERFORMER, un diamante latente II. Entre matrices" de Marisa Busker.
Actualizado: 30 jul
La voluntad de un cuerpo, preparado desde su núcleo, es equilibradora de los impulsos y, con ayuda de los mecanismos desencadenadores, con esta dupla de estar en el mundo se puede erigir un mundo superior de valores, la posibilidad de un comportamiento con compromiso.
Marisa Busker, El Performer, Un diamante Latente II, Entre Matrices, 2022.
¿Qué es ser cuerpo-performer?
Un cuerpo corresponde a una propagación de cuerpos. Y no, no digo mal, me refiero a que los cuerpos son el cuerpo por eslabonamiento natural o, mejor dicho: biológico/metafísico y en este caso que nos convoca analizar, experiencial. Por tanto, el cuerpo performer, sería (no) por definición, un cuerpo (cualquier) otrx. Esa “efusión multiplicada”, por así decirlo, de espacios que devienen cuerpos-performers es uno de los puntos que destaca en su libro, Marisa Busker.
Dice la autora: Pulsión es apremio interior, urgencia, es tensión interna que se traduce en inquietud motriz (pág. 23) y, de este modo, (d)escribe una urdimbre o trama compuesta, y expuesta, por distintas disciplinas artístico-estéticas que se ven unidas en una suerte de summum donde la memoria, el origen, la palabra y el gesto tienen un lugar singular y destacado. A partir de esto, Busker desarrolla, desde su propia experiencia corporal, su concepto (novedoso y brillante) del performer o cuerpo-performer.
El cuerpo performer o performer (¿a secas?) está emplazado en un contexto, sea cual, y donde fuese, per se. Eso la lleva a otra definición que suma a su análisis minucioso, de flagrante y fulgente despunte teórico anché profundamente poético: el performer conviviente.
La potencia de lo falso no existe sino bajo el efecto de una serie de potencias, que se repiten siempre unas a otras. Tanto es así que los investigadores, los testigos, los héroes inocentes o culpables participarán de la misma potencia de lo falso y encarnarán diversos grados en cada etapa de la
narración.
Gilles Deleuze, La imagen tiempo, 1985 (pág. 181).
Si bien Deleuze, habla desde la relación de la imagen con la unidad de tiempo, como variable, o gradación de este en relación al cine o lenguaje audiovisual se puede aplicar esto mismo, perfectamente, a lo que Busker desarrolla en cuanto al cuerpo y el lugar que ocupa en la narración universal del cuerpo performer-conviviente. Ahora bien, la cuestión parece complejizarse. Marisa va profundizando en cada página, una (su) búsqueda activa o in actio con palabras que afloran en pos de un (posible) encuentro con certezas (experienciales) que se "calza" en las manos para escribir en/sobre/con ellas para, hacia el final, encontrarlas.
Transdisciplina, transcultura: Busker se expone, emprende y arremete.
La autora construye espacialmente su teoría, digo: construye a coste de deconstruir y eso vuelve el piso donde pisa y pisamos (sin saber) un posible terreno en dónde encontrar nuevas afirmaciones para este (¿nuevo?) modo de interpretar el mundo. Somos performers, devenimos en ellxs, entre matrices que nos separan y a su vez conectan desde el origen de la danza y, porque no, de la especie.
En palabras de ella:
La primera gran operación es transdisciplinaria y fue el descubrimiento y encuentro de ejes comunes a las partes.
Cómo localizar ejes comunes:
De construyendo un cuerpo elevado en funciones corroborándolo con otro cuerpo elevado de otra disciplina especializada hasta localizar aquello que los atraviesa de forma igual o semejante (pág.71).
De esta manera, podemos lograr (a pesar de nosotrxs mismos) relacionar todo con uno (1) y ese resultado con un (nuevo) todo construyendo, así, una matriz que une, o tiene la capacidad para hacerlo, una bandeja de cobre con un azafate de mimbre (por ejemplo), permitiendo una narración distinta a otra relación semejante o, incluso, (casi) igual.
Corpus y núcleo generador.
La multitud del cuerpo hecho cuerpo(s), el cuerpo y su eco, los cuerpos y el espacio, el espacio entre cuerpos, ¿cuánto más podría agregarse a esta cerril cadena de significantes y significados? Marisa va más allá (otra vez) proponiendo en: ¿Dónde está el performer? (pág.81), una metodología que incluye: un núcleo generador y un sistema vocal que trabajan, inexorablemente, juntos. Desde esta, llamémosla por el momento, plataforma se erige, despierta y mancomunan partes específicas del cuerpo en tanto corpus para transdisciplinar (y así reunir) la danza, el teatro y la música. Una apuesta novedosa, arriesgada y fuera de todo “tratado” preexistente que la autora detalla en su escritura:
Un performer es aquel que tiene un Tronco con su Núcleo Generador y Sistema Sonoro activos. Núcleo generador significa inervación y Expresión Sonora en la cual el performer puede ser cualquiera que se lo proponga hasta encontrar el canal adecuado para hacer que El núcleo Generador se active y se mantenga vivo, lo cual implica una gran disciplina cotidiana.
Texto de El performer, un diamante latente, diciembre 2011.
(Originalmente, del año 2009).
Biografías como disparadores: memorias originarias.
Originaria es, finalmente, donde Busker planta bandera y despliega un arsenal poético y sumamente virtuoso en el cual no faltan alegorías (del valle, la montaña, de la tierra y el néctar), ni figuras retóricas/teóricas que se imbrican y danzan, en un baile que bien podría ser una aprehensión de la conciencia o un fenómeno de afección (in)determinada.
El resto (¡y qué resto!) son todos indicadores para ser performance o hacer performances desde su práctica hallada en un lugar al que, hasta el corriente, nadie había logrado encontrar.
¿Podría decir más de Marisa? Claro que sí. Muchísimo más. Pero les invito a recorrer su libro al que no le falta (ni sobra) nada de lo que un artista o teórico del arte podría esperar de él. Matrices que, al ser dos, dan cuenta de una vida transcurrida que, mediando el propio cuerpo como instrumento al que hay que afinar para ejecutar monodias, polifonías o prosodias, supo transformar y (re)generar para crear. Algo que no puede escribirse sino, o más bien, sentirse desde la propia e intransferible humana y animal sensibilidad y percepción.
Recomiendo recorrerlo, transitarlo, atravesarlo, degustarlo y, de ser posible “acuerparlo”.
El Performer II de Marisa Busker. Busker, Marisa, Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Editorial Nueva Generación (2022), Diseño de tapa: Daniela Martínez.
Sobre la autora: Marisa Busker lleva, hasta el momento, ocho unipersonales dirigidos por ella misma, recibidos por los medios, tanto como por el público con grandes y auspiciosas críticas. Es autora de dos libros: El Performer, un diamante latente I (2011) y II (2022). Es, además, creadora de dos matrices desde donde fundamenta su trabajo: La danza escondida (transdisciplinar) y Originaria (transcultural). Todo lo que realiza es a partir de sistemas abiertos y en escala.