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Mariné Amestoy

Manuscritos rabiosos. Sobre: "Manuscritos para Litost" de Juan Manuel Ferrera y Ezequiel Olasagasti.

Actualizado: 30 jul



Bajamos en puntillas sonriendo. Lucio llevaba el paquete de las lámparas.

Enrique y yo dos pesados bultos de libros. No sé por qué, en la oscuridad

de la escalera pensé en el resplandor del sol, y reí despacio.


Roberto Arlt, El juguete rabioso, 1926.



 

Manuscritos para Litost es el primer libro del escritor Juan Manuel Ferrera y el cuarto de Ezequiel Olasagasti. Podría decirse que, en él, se (res)guardan, envuelven y ciñen relatos que conversan con otros relatos de diversas curvaturas, disímiles inflexiones con cantos de buhardilla y, no, por último, motivos que conforman un lípido untuoso de letras verdes arbóreas, azules índigos, grises acero y blanco(s) “Beckett”.


 





 

Los críticos olvidan, con demasiada frecuencia, que una cosa es cacarear, otra, poner el huevo.

Oliverio Girondo, Noche Tótem, 2008.

 

Los 22 capítulos del libro se dividen, semejando ser células eucariotas de un organismo que, a pesar de estar en papel, respira y, con ello, oxigena la escritura en un acto que bien podría tener características del orden de lo biológico. No. Este no es un libro de cuentos “del montón”, es uno al que se le nota la zurcida rabiosa, se le escuchan los gritos y las campanadas dolientes, las sirenas vocingleras y los silbidos mudos, mudos, m-u-d-o-s.


 



Vuelve a pasar y respiro su aroma una vez más. Los sentidos tienen memoria. Su piel, bajo los efectos de la presión, se manifestaba con un rosa muy intenso. Su pelo fino y negro, humedecido por la sangre. A su alrededor, todo eran nubes (...)

Juan Manuel Ferreira, Manuscritos para Litost

 


Juan Manuel (d)escribe cadenciosamente, pero con estruendosa vehemencia relatos que, si bien son breves, podrían contener el destello del astro mayor. Su escritura se destaca por sus imágenes verbales, retórica gaseosa y trashumante. Sí, eso. Dice E.H Gombrich en su libro, La evidencia de las imágenes: Hay críticos que consideran que estos desplazamientos son inevitables, que la grandeza de una creación artística radica en su riqueza, su ambigüedad, y en la variedad de interpretaciones posibles, y que es inútil y en cierto modo erróneo, tratar de buscar la interpretación correcta o la que el autor pretendía. Yo no sostengo este punto de vista, no creo que ninguna interpretación sea segura e infalible, no más de lo que cualquier otra hipótesis pueda serlo (pág. 131). De más está decir que, comparto estas palabras como si fuesen mías (tal vez lo sean, fueron o serán).


 

Las imágenes, en su mente empezaron a tener color. La respiración se le cortaba cada cierto tiempo con un rugido en la nariz. Un ruido extraño se metió en su sueño. Era un repiqueteo opaco y constante. Una cuerda invisible volvió a tironearle el cuerpo y abrió los ojos.

Ezequiel Olasagasti, Manuscritos para Litost.


Ezequiel Olasagasti en éste, su cuarto libro, hociquea agudamente en cuentos donde las palabras responden a una lógica de recitado que invita a discurrir en una modalidad dialógica de apertura (no hay una sola voz, hay voces) con lxs otrxs y consigo mismo. La pulcritud precisa de su estilo denota ondulaciones suaves e imperceptibles deviniendo en una singular linealidad, terminando por conformar un relato que apunta a una singularización general a través de un movimiento dinámico venido desde sus propias figuras litúrgicas.

Ambos escritores se contrastan y superponen (sin tocarse) creando un Ut queant Laxis contemporáneo, que bien podría sonar mientras leemos el libro.

 


 

Conclusiones (in)conclusas.

 

 Temblaba de frío en la oscuridad. El agua se estrellaba rabiosamente contra los mosaicos del patio. Involuntariamente se me cerraron los párpados, y por mi espíritu resbaló, en un anochecimiento lejano, el semblante de imploración de la amada niña, inmóvil, junto al álamo negro.

Roberto Arlt, El juguete Rabioso. 

 

 

Leer Manuscritos para Litost es como armar un atlas para luego recorrerlo con la mirada cóncava, jamás convexa, los recuerdos activos y el corazón sin analgesia. No, no hay que hacerle caso a los críticxs, pero sí, creo, que hay que hacerle caso a la literatura cuando habla de ella misma y, sobre o contra todo, de nosotrxs delante de la cornucopia que nos da la existencia: oculta y silente pero profunda, abisal y subyacente.


 

Manuscritos para Litost (Ferrera - Olasagasti). Arte de Tapa: Andrea Baez. Prologuista: Federico Raimundo. Corrección: María Martha Arce. Diseño, Armado y Cuidado de la Edición: Camila Caligiuri. Escritores: Juan Manuel Ferrera y Ezequiel Olasagasti. 2023.

Bio

Ella es Mariné o Marina Amestoy, directora y fundadora de Revista Mariné.

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