El Arte de Robert Mapplethorpe y sus (No) Límites.
-Andrea Rosales-
Robert Mapplethorpe fue uno de los fotógrafos más reconocidos del siglo XX. Su producción fotográfica fue apreciada por su naturaleza minimalista, visual en blanco y negro, y de cuidada iluminación. Dueño de un gran sentido de la estética que sellaba en sus capturas de tulipanes, lirios y orquídeas, o en sus retratos desnudos de sus apolíneos modelos. Nacido en 1946 en New York, EE.UU., trabajó sobre diversas formas artísticas antes de anclarse en su pasión por la fotografía. En 1963, se matriculó en el Pratt Institute of Brooklyn, donde estudió dibujo, pintura y escultura, y tuvo una fuerte influencia de Marcel Duchamp, pionero del arte conceptual.

Collage: Cruz Derrick (1982), Tomas (1987), Billy T. Jones (1985) Créditos: Fundación Robert Mapplethorpe
Esta influencia la observamos en la forma en que Mapplethorpe se paraba, desafiante, frente a las normas estéticas y conceptuales del arte de la época. Fue un creador filoso y punzante que ha cruzado límites, y eso lo llevó a que lo califiquen, en alguno de sus trabajos, como un artista de retratos pornográficos.
Con su fotografía abordó la sexualidad, y también la identidad. Su identidad gay. “La fotografía es una forma de autodescubrimiento, un medio para explorar mi propia identidad y sexualidad". Mapplethorpe provocaba.
Al igual que Duchamp, quien cuestionó lo que se consideraba arte, el artista elevó lo cotidiano a lo extraordinario, incorporando elementos de la vida diaria en sus composiciones. En el álbum “Still Life", podemos ver fotografiada una berenjena, un Cristo, un adonis, un pan o una pera.
Mapplethorpe utilizó modelos masculinos del cine pornográfico para sus desnudos, y también jugó con temáticas sadomasoquistas. A su vez, realizó un bello trabajo con Lisa Lyon, la primera campeona mundial de culturismo, con quien colaboró durante unos años en el estudio de figuras para la producción de un libro, Lady: Lisa Lyon, además de una película.
Su primera exposición fue en 1973, en la Light Gallery de la ciudad de New York, llamada "Polaroids". En la década de 1980, comenzó a trabajar para las revistas Vogue y Vanity Fair; y allí fotografió a figuras como Patti Smith, Richard Gere, Peter Gabriel, Grace Jones, Debora Harris, Arnold Schwarzenegger o el icónico artista pop, Andy Warhol, entre otros. También trabajó sobre portadas de discos y comerciales.
"No me gusta esa palabra, ‘impactante’. Yo busco lo inesperado. Busco cosas que nunca he visto antes... Estaba en una posición en la que podía tomar las fotos. Me sentí en la obligación de hacerlo"
Robert Mapplethorpe para Art News.
Mapplethorpe no era un fotógrafo más. Roland Barthes, en su libro “La Cámara Lúcida” (1980), lo menciona en diversas ocasiones. Destacó que, en ciertas obras, y sin ser un fotógrafo que le gustase, “había algo” que “lo pinchaba”, y lo subyugaba, que ese “detalle” no era localizable; solo era consciente de lo que la foto le provocaba, reconociéndole una habilidad que pocos tenían. Barthes hablaba de algo profundo, eso que lo movía por dentro, aun siendo una fotografía que podía decir poco, o no decir nada. ‘Eso’ era el punctum.

Vayamos con algunas de las obras del fotógrafo. Como podemos observar, esta foto no tiene el viso de pornográfico, recordando que ese calificativo le fue dado a algunas de sus obras (más adelante mencionaré cuáles fueron). Y me permito seguir reflexionando sobre lo escrito por Barthes. El filósofo francés diferenciaba a la fotografía erótica y a la pornográfica en la dinámica que ofrecía la imagen. Decía que la imagen pornografía convertía el sexo en un objeto inmóvil; mientras que la fotografía erótica invitaba al espectador a experimentar la idea de un deseo, sin mostrar el acto sexual, sino que sugería una conexión y un movimiento que trascendía lo visible.
Barthes colocó el punctum (lo que lo pincha, lo punza como observador de la imagen) en la mano abierta del modelo (que es el mismo artista). Como se observa, parece tener una posición de entrega que le sugería que la cámara captó el buen momento que se había captado.
Además de hacer, en algunas producciones, fotografía pornográfica, también a Mapplethorpe se lo acusaba de cosificar, de alguna manera, a sus modelos masculinos.
El artista era abiertamente homosexual y en sus fotografías, está identidad estaba reflejada. Su obra posee esa esencia gay. Utilizaba símbolos y estéticas de manera innata, ya que él “era”, no necesitaba pensar en cómo representarse gay. Hay que situarse, también, en la época, la década de los ‘80. Los gays comenzaban a mostrarse con libertad, empezaron a abrir un camino a pesar de las resistencias, algunas de ellas muy brutales. A partir de ese momento, salidos del “armario”, ya no se esconderían más, por lo que algunas obras podrían estar pasándose de la raya o rozar lo explícito. No es de extrañar que Mapplethorpe cruzara, a través de su trabajo, algunos límites morales y sociales.

En esta imagen vemos a Cristo sobre un fondo de piedras oscuras, con una iluminación que baña su figura. Se resalta la fragilidad. Un rostro poco visible, entregado; y la humanidad de un cuerpo crucificado, en contraste con la dureza del entorno. Produce compasión, evoca el sufrimiento del cuerpo y del alma de la figura religiosa.

En la representación del demonio, con sus cuernos y una expresión tormentosa, se presenta con un alto contraste con el fondo negro. Esta elección de luminosidad resalta la textura del material y la brutalidad de una figura en donde se enfatizan los rasgos faciales. Da una sensación inquietante.
“Mi trabajo no busca complacer a todos, sino desafiar los límites establecidos y cuestionar la percepción de la realidad”, Robert Mapplethorpe.
Y hablemos de esas fotografías explícitas, aquellas que, inclusive, fueron censuradas. Mapplethorpe, como manifesté anteriormente, utilizó como modelos a actores del cine porno; fotografías de penes o de modelos donde se le veía el pene, generaron un intenso debate que se desató hasta llegar al ámbito legal. Esta controversia sobre la censura y los límites de la expresión artística fue en el año 1989, en la Galería de Arte Contemporáneo de Cincinnati.

Es cierto que algunos de sus trabajos fueron explícitos, pero sus desnudos eran de una gran belleza artística. Tenía “el ojo” para lograr de la imagen de un cuerpo una armonía exquisita; aunque con otras, también poseía “la picardía y audacia” de tocar el punto de las sensibilidades más conservadoras.



A pesar de ser diagnosticado con sida en 1986, Mapplethorpe continuó trabajando de manera incansable, ampliando el alcance de sus proyectos fotográficos y aceptando encargos de celebridades y de la clase alta neoyorkina.
Antes de su fallecimiento armó la Fundación Robert Mapplethorpe que promueve la fotografía, apoya a museos de arte fotográfico y financia la investigación médica del VIH/SIDA.
Sin duda, un icono de la cultura LGBTQ+ y su influencia en el arte contemporáneo.