¡Alabado sea el fin del mundo!: sobre “El ciclo del refugio” (2023 [2013]) de Peter Rock.
¿Cómo sobrellevar el final de todo? ¿Qué hacer si se sobrevive? Esas son las preguntas que articulan el pasado y el presente en el argumento de esta novela. Pero vayamos desde el principio. Peter Rock es un autor estadounidense conocido por títulos como Mi abandono (2009) y Klickitat (2016), entre varias otras novelas. Su estilo abrazador y compacto tiñe la lectura de sus historias de una energía dinámica, rítmica. Por supuesto, El ciclo del refugio no es la excepción.


Ficción escrita sobre la base de una ardua investigación. Rock visitó y entrevistó a varios miembros y ex miembros de la Iglesia Universal y Triunfadora para construir a la agrupación y los personajes que aparecen en la novela. Fueron los viajes de Rock por Estados Unidos aquello que aportó la base real fuerte para componer las ideas, ritos y experiencias que pueblan el texto. Esta es la historia de Francine y Colville, dos amigos que en su infancia vivieron en refugios antibombas construidos por una comunidad, la Actividad, frente a la amenaza del fin del mundo en marzo de 1990. Casi veinte años después, Francine vive tranquilamente con su esposo Wells, de quien espera una hija, en el pueblo de Boise. Pronto, los habitantes del pueblo son sacudidos por la noticia de una niña perdida. Con el revuelo de la búsqueda, Francine y Wells reciben la visita de Colville, que viene a Boise con la misión de encontrar a la niña y, de paso, reencontrarse con su vieja amiga. La llegada de Colville dispara los recuerdos de una vida en la Actividad. Recuerdos que Francine escribe en un archivo con el nombre Ciclo del refugio. A partir de acá la novela se despliega entre los hechos que van sucediendo en Boise y los que tuvieron lugar en 1990 en el terreno en donde se hallaban los refugios de la Actividad.
Así, la historia se nos cuenta alternando entre las miradas de Wells, Francine y Colville. Francine es una persona preocupada por el ayer.
El reencuentro con Colville le muestra que hay un capítulo de su vida que todavía no cerró y que debe cerrar si quiere poder vivir plenamente el presente. Futura madre, Francine busca liberar las cargas de su pasado para poder estar con su hija, eso la lleva a recorrer distritos y reencontrarse con familiares y viejos conocidos. En el camino, intenta tranquilizar a su esposo Wells, que no vivió su infancia en la Actividad y está preocupado por lo que las ideas de aquella comunidad puedan hacerle a su familia. Colville, por su parte, es una persona que nunca se ha apartado completamente del camino que proponía la Actividad. La superstición, la magia, la paranoia y, sobre todo, la idea de una misión que solo él puede completar, son los ejes que guían sus acciones. Es la confianza ciega en sus creencias lo que convierte su visita al pueblo en un tormento. Un tormento furtivo, discreto, pero que se va revelando conforme transcurre la historia y que muestra la peligrosa línea entre la tenacidad y el delirio. Lo más interesante de la relación que existe entre Francine y Colville es que ambos parecen estar en polos opuestos. La vida misma separó sus formas de ver el mundo. Francine siempre tiene un compañero que la ayuda a reconectar. Ella es tranquilidad y su arco es uno de aceptación. Colville, en cambio, es la soledad absoluta. Él busca llenar los huecos de su vida con una idea de deber. Se apega al pasado y no puede dejar de ver lo que aprendió en la Actividad como un conjunto de instrucciones incuestionables para la salvación. O, por lo menos, para su salvación.

Y ese es otro de los puntos clave de la novela: la vida en la comunidad. Francine reconstruye el día a día en la Actividad. Ella escribe sobre los rezos que se hacían allí, la educación de los niños, la censura de varios libros, las comidas y el proceso de construcción de los refugios para sobrevivir a las bombas. El culto a la Mensajera, líder de la Actividad, y la aspiración de los miembros de la comunidad a alcanzar un estado de elevación que trascienda lo humano, también son elementos muy presentes. Sin embargo, lo más profundo tiene que ver con lo que Francine encuentra en su vida en la comunidad, hablando con sus miembros y hasta mirando a sus padres: es el sentimiento de ser parte de algo más grande. La gente de la Actividad espera sobrevivir y encontrar un futuro en el que los bancos y los gobiernos hayan desaparecido. La magia que rebasa la vida común y la creencia en una causa tan fuerte como la de sobrevivir al final de todo, los lleva a la vida en el refugio. Pero la novela muestra desde el principio que el mundo no se acabó, que las bombas nunca cayeron. Que los problemas que los miembros de la comunidad dejaron, siguieron ahí después de marzo de 1990.
Planteadas estas cuestiones, surgen las preguntas que articulan la historia y que abrazan los últimos capítulos: ¿cómo sobrellevar el final de todo? ¿Qué hacer si se sobrevive? Y una última, ¿qué significa la Actividad ahora que el mundo no se acabó? Son las respuestas distintas aquello que marca el rumbo de Francine y de Colville, convirtiendo a la novela en una historia sobre el dejar ir y los peligros de no hacerlo.
El ciclo del Refugio. Editorial EDICIONES GODOT. Edad Adultos Idioma Español ISBN 9789878928838 Peso (kg) 0,265 Tipo Soporte Físico Año de edición 2023
Formato TAPA RUSTICA CON SOLAPAS
Cantidad de páginas 200.
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